jueves, 13 de mayo de 2010

Aupa Atleti


Definitivamente España está cada vez peor (aunque haya ganado el Atleto por fin). Ahora que vivo en casa oigo cada día los comentarios de mi padre cuando llega del trabajo, y es preocupante. Planea sobre nuestras cabezas (especialmente sobre las del sector del calzado) la sombra de huelgas, recortes con tijera grande y mucha incertidumbre. Curiosamente aunque aquí nadie lo comprenda yo no tengo dudas con respecto a mi futuro. He tratado de explicárselo a John, pero él solo daba vueltas en su pecera como un loco. Me he tumbado en el sofá a dar vueltas yo también, a ver si se me quitaba el dolor de cabeza entre raquetazo y raquetazo de Rafa Nadal.

Hace un año de la Caja Mágica, ¿alguien se acuerda?

La foto es porque mi hermana solía ser del Atleti, y es lo más parecido que tengo que case con el título; si estuviera en Madrid quizás tenía algo mejor.

jueves, 6 de mayo de 2010

Tengo ganas


Tengo ganas de volver a sentir las vibraciones de un toc-toc a demasiados kilómetros por hora mientras mis muslos se quedan pegados en la plástica tapicería de atrás. Pedro hizo trampa y tenía una toalla en su asiento de piloto.
Tengo ganas de volver a sentir como una lancha se para en medio del golfo de Fonseca y la brisa ayuda para a sentir que estoy en una mecedora en medio de un paraíso. El viaje se hizo corto y me golpeé la cabeza al llegar a puerto.
Tengo ganas de volver a sentir un fresco de maracuyá que calma la sed que provoca el calor de las 12 del mediodía, cuando el sol está completamente en el cénit de su trayectoria. Me gustó el de marañón, pero por siempre le otorgaré el beneficio de la certeza de causarme una indigestión.
Tengo ganas de volver a sentir la pasión por el fútbol, y esta vez será más grande porque la madre patria (que ahora es hermana pequeña) es el rival temido.
Tengo ganas de volver a una pirámide maya, dejarme sorprender, y de rebote sorprenderme al tiempo, yo misma, de no ruborizarme. Una pirámide, un río, una playa, cualquier sitio que tenga por techo el cielo y por suelo a pacha mama.
Tengo ganas de todo eso y de más, y que al volver lo tenga todo en mi cabeza y aquí no pueda más que dejar este retrato vacío y lleno al mismo tiempo.

martes, 4 de mayo de 2010

FELIZ CUMPLEAÑOS, JOHN

Hoy hace exactamente un año que John y yo nos convertimos en pez y pelicana. Recuerdo el día como si fuera hoy. Era un día soleado y no gris; podía ir en manga corta y no con dos mangas y bufanda; estaba ociosa y no ocupada leyendo, escribiendo; acudiendo a alegres charlas hernandianas. Era, en definitiva, un cuatro de mayo que no es este. John era un pez pizpireto y saltarín, y no es que haya dejado de serlo, pero como a mí le pesa el paso de los días. Él un año de pez, yo 26 de pelicana. ¡Somos un par de viejos viviendo en casa de mis padres!
Lo suyo no se lo reprocho, al fin y al cabo lo tengo secuestrado en una pecera redonda, que con el agua de Alicante se mancha de cal a cada rato. He pensado en darle carta de libertad muchas veces, pero somos ya un dúo necesario, pues sin él este blog perdería uno de sus fundamentos: sin Juan ,hay John. Ahora creo que ni yo quiero abandonarlo a su suerte, ni él quiera dejar los caprichos a los que le somete mi madre.
Mirar atrás es a veces un ejercicio mental tan complicado que prefiero dejar los homenajes para más tarde. Ahora solo tengo que escribir un par de cosas:
En primer lugar que celebrar un año de vida de John es también celebrar un año de cambios, perspectivas y horizontes nuevos que nunca podría haber descubierto si Juan siguiera marcándome el ritmo.
En segundo lugar que voy a averiguar que tipo de tarta comen los peces, porque esto habrá que celebrarlo.

lunes, 3 de mayo de 2010

El fin del mundo


Parece mentira, un día te despiertas y hace un sol estupendo. Te vas al lago, llevas un libro, la guitarra, y te acomodas a la orilla buscando sombra y reposo a una paella de mariscos engullida minutos antes. Allí, con pose meláncolica y bohemia departes con la familia, cantas, observas los patos, el perro que los caza, te ríes... Lo de "parece mentira "es porque al día siguiente amanece con una gris amenaza celestial y en cinco minutos parece que se quiere vaciar el cielo sobre nuestras cabezas. Mi hermana me mira y exclama:"¡No estoy preparada para el fin del mundo!"