miércoles, 7 de abril de 2010

Al otro lado del charco

Estoy en una latitud desconocida para mí. En 14° 6′ 0″ N, 87° 13′ 0″ E todo es un poco diferente. La primera impresión es como haber llegado a un pueblo grande que se dispersa entre colinas aparentemente sin orden ni concierto. Con la noche como compañera todo tiene un aspecto sencillo y apacible, como de cuento. Con la luz del día todo cobra un aspecto diferente y el tráfico y el bullicio te sitúan en una capital ajetreada. Llama la atención el aspecto de los autobuses, escolares estadounidenses, y cómo las puertas permanecen abiertas para que los capitalinos suban y bajen a su antojo sin necesidad de avistar marquesina alguna. Es quizás uno de los tantos procedimientos que me sorprenden; pero sigo mirando con avidez.

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