Pasan los días, las horas y los minutos. Busco un hueco entre los segundos para escribir algo. Lo encuentro de madrugada, cuando todo está en silencio y estoy sola en medio de la oscuridad. Lo peor de todo es que no se me ocurre nada que decir. Me gustaría perderme en mi lugar favorito, pero no me invitan a entrar.
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