domingo, 4 de octubre de 2009

Avance hacia un nuevo aniversario

Otra semana que se acaba. Últimamente las semanas pasan muy deprisa y eso me asusta. Por un lado me aterra ver que el tiempo avanza. Avanza hacia lo desconocido y hacia lo irremediable. Lo primero me reconforta en parte, porque si no lo conozco puedo manejar mi percepción de lo que suceda a mi antojo. Si manejo mi percepción de las cosas es porque en parte puedo interferir en su devenir, ¿no? ¿Pienso luego existo? Sin embargo, no conocer lo que va a pasar provoca un poco de ansiedad, más aún si sabes lo que estaría genial que pasara. Lo irremediable es lo que sé que va a pasar. Eso si da miedo de verdad porque es inamovible por más que yo me empeñe en volverlo del revés. Es irremediable que sea domingo, que se haya acabado la semana y que mañana empiece una nueva. Sé lo que va a pasar en ella a grandes rasgos pero no sé con que cara me despertaré el lunes, el martes, el miércoles, el jueves, el viernes, el sábado y el domingo. Mi cara dependerá de lo que haya pasado el día anterior y condicionará lo que pase ese día. Es un lío.
Por otro lado que el tiempo avance provoca situaciones que me gustan. El tiempo que nos hemos inventado (léase calendario gregoriano) avanza sin remedio sembrando el papel de fechas festivas, tanto social como personalmente. A mi me gustan más las de índole personal, como los cumpleaños. Antes de hablar de los cumpleaños quiero comentar un pensamiento que me acaba de abordar. Otro de los acontecimientos personales que solemos anotar en el calendario son los aniversarios. Técnicamente son cumpleaños también, pero solemos darle un matiz al margen de la edad de uno mismo. Suele ser la edad de una relación o la de un acontecimiento ya sea traumático o feliz. Creo que nunca he tenido una fecha clara en mi calendario que se ajuste a alguna de estas descripciones. No es que crea que sea algo bueno o malo, sólo lo acabo de pensar.
Volviendo a los cumpleaños creo que son acontecimientos dignos de señalar en la agenda. Personalmente cumplir años empieza a fastidiarme, pero celebrar los cumpleaños de las demás personas es genial. Bueno no de cualquier persona, claro. Con la suficiente confianza me gusta darle un toque lúdico a eso de que los otros cumplan años. Hay gente que lo ve como una mera excusa. Recuerdas que es el cumpleaños de alguien y le felicitas demostrando que te has acordado. Para otros es la excusa para demostrar cosas más personales, todo depende de la confianza. Puedes aprovechar para hacer o decir eso que no has hecho o dicho antes. Organizas una fiesta temática, sorpresa, una búsqueda del tesoro o un viaje alocado. Puede que lo hagas cualquier otro día, pero ese acontecimiento en especial, por más que sea algo que suelas hacer un día normal, lo recordarás por ser un cumpleaños. Por ejemplo, aún me acuerdo de un cumpleaños muy floreado y el de esta semana que acaba de concluir. El cumple floreado lo rememoraré cada año un 27 de mayo, cuando mi hermana sople las velas mientras la miro. El cumpleaños de esta semana también lo recordaré cada primero de octubre, pero volviendo a lo del principio no sé si el destino desconocido e irremediable querrá que lo reviva en directo. ¡Con lo que me gusta el olor a vela apagada después de pedir un deseo!

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