martes, 3 de noviembre de 2009

Protestando

¿Alguien ha estudiado en la Universidad Nacional a Distancia (UNED)? Me gustaría que me contara su experiencia porque estoy algo confusa y malhumorada con ella. Debe ser culpa mía, en parte. No por lo que haga, sino porque mi aura es invisible. Siempre confío en mi suerte, pero a veces me falla. Cuando me quedé sin el primer Juan me senté en el sofá cómodamente; antes de coger el mando me paré a pensar un rato, a ver qué salía. Llegué a la conclusión de que era hora de pensar en serio estudiar un máster. Busqué en las universidades y di con el título perfecto: Análisis gramatical y estilístico del español. Sólo leerlo ya me saca la sonrisa. Me apetece mucho, muchísimo estudiarlo. Así que hice la preinscripción.
He estado esperando su respuesta como agua de mayo. Con un ramo de flores en la mano frente a su puerta, para hacerle la fiesta cuando me dijera que sí; con una alianza de oro blanco en su cajita de terciopelo azul. ¡Y la muy p... va y me dice que no! Que está tan solicitada que no da a basto y que después de ver mis credenciales prefiere a otros. Me ha roto el corazón sin ningún tipo de compasión. Me condena al rompecabezas de mi vida sin ella. ¡Oh!, UNED, ¿por qué no me quieres ni un poquito?
He deambulado un poco triste por este martes tres de noviembre cuando me han dado la noticia de su negativa. Últimamente pasan las cosas de tres en tres. Una es buena y dos son malas. ¡Así yo no puedo! ¿Qué clase de equilibrio es ese? Por una vez podría obviar un buen rato preguntarme ¿y ahora qué? Pero no, llega la UNED y me dice que no. ¿Y ahora qué?, me pregunto yo. Ya me parecía bastante jugarreta financiarme el máster por mi cuenta; ya que el señor ZP prometió becas para desempleados pero había que haber nacido antes del 83. ¡Hala! si eres del 84 te jodes y vas andando.
Como poseedora del primer corazón partido por la gramática y el estilo, hoy me quejo por todo lo alto. Llamo a la gente del mundo a protestar. ¡Proteste por todo, reclame! Si le dejan una hora en un vagón de tren a oscuras y sin climatización: proteste. Si no le dan la plaza del máster que quiere estudiar: proteste. Si le cuesta pagar (por ser caro) su título de transportes: proteste. Si le quieren limpiar la luna delantera del coche mientras espera a que un semáforo se ponga en verde: proteste. Si la crisis le impide encontrar clientes: proteste. Si se patea polígonos industriales para buscarlos y sólo encuentra piropos de mal gusto de los especímenes humanos que por allí campan: proteste. Si le duele la garganta porque el frío llega de sopetón de un día para otro: proteste. ¿De quién es la culpa? No lo sé; pero yo protesto, protesto y vuelvo a protestar.

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