martes, 8 de diciembre de 2009

Paté de pato

Soy patética. Intento centrarme en el análisis de un ensayo sobre la novela histórica y Sir Walter Scott. Sin embargo mis pensamientos se alejan del tema cada dos por tres y me siento en la obligación de parar y de compartir con los que me leéis mis penas. La cabeza se me va empujada por el corazón a un rumbo que desconozco. No sé dónde está el sujeto de mi amor, así que mis emociones se disipan por un vasto y extenso terreno yermo. Soy patética porque sufro cuando nadie de mi se acuerda, cuando no significo más que cuando estoy presente; y eso lamentablemente no se da en estos momentos. Me veo apartada de dónde tan a gusto me encontraba, sola, con la aparente "promesa" de un rencuentro. Sé que sólo yo soy la culpable de mi estado, sé que resulto patética y egoísta, pero ¿quién, sino yo, de mí se acuerda? Cada uno va a su ritmo, en busca de sus placeres, deseos y exigencias. Los mios se van, por voluntad propia, me centro en buscar las explicaciones lógicas que sólo son parches a una realidad más grande que se me escapa. Yo soy la última en la fila, así que mi percepción era errónea, un espejismo en medio del desierto, un osasis irreal que solo los ciegos vemos.
Me veo emplazada en un plan de vuelo que creí que era el correcto y ahora me doy cuenta que está configurado en base a los hilos que he movido motivada por alguien que sólo quiere que me aleje y que no vea; que no vea lo que mi razón (que no es tan idiota como parece) ha querido ocultarse tantas veces. Pero nadie me obligó a estar así, con esta pena... Así que sólo a mi me corresponde la culpa y la consecuente salida del problema.
Sé que me va a costar salir de mi agujero; pero quiero acabar esta entrada de modo optimista. A pesar de que me sienta como un pate untado en una rebanada de pan de anteayer, yo soy así, me considero valiosa y quien no lo sepa apreciar, pues se pierde la oportunidad de su vida.

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