miércoles, 2 de diciembre de 2009

Entretenimientos


Empiezo a tener un serio problema con Bob Esponja. Me divierte verlo en la tele tanto como a mi primo pequeño le gustaba ver a los Teletubies. Llego a casa, enciendo la televisión, acciono los botones del mando a distancia y me detengo cuando veo a Bob. Creí, al volver de Amsterdam, que nunca más vería a Bob con los mismos ojos; pero me equivocaba. Sería casualidad o no, pero siempre que pasaba por la televisión del hostal del cerdo volador, había alguien viendo a Bob bajo los efectos de la marihuana. Era, cuanto menos, curioso. Seguro que al igual que los Simpson, las posibilidades de estudio filosófico e ideológico en Bob Esponja son infinitos.

Posibilidades de estudio... Eso me lleva a pensar en mi trabajo de fin de máster. Debo buscar una línea de investigación de una vez por todas. Me va a costar, porque a mi me gusta ir de aquí para allá sin comprometerme, soy una picaflor, lo admito. Por eso dejo de escribir esta entrada unos minutos para maravillarme ante los mandos de la wii que apuntan a una televisión de 32 pulgadas. ¡Qué maravilla! ¿Tiene la literatura algo que ver en los videojuegos? Se me ocurren mil y una relaciones, pero no creo que a ningún doctor o catedrático en literatura de la UA le interese tal aspecto.

Vuelvo de Amsterdam con un sinfín de sentimientos encontrados, pero desequilibra la balanza la melancolía, la añoranza y la tristeza. Cientos de instantáneas pululan en mi mente y me gustaría volver a ellas con él. Revivir de nuevo las prisas entre canales y parar en seco a inmortalizar un atardecer violeta. Quizás no vuelva a ver ninguna de esas instantáneas, ¿o sí? Sin lugar a dudas, es mejor dejar a un lado los sentimientos y buscar entretenimientos; porque hay que seguir a pesar de todo.

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