domingo, 10 de enero de 2010

Conservas

Otra ola de frío polar está entre nosotros. No sé si es la segunda o la tercera, he perdido la cuenta y me preocupa perderla. Estoy viendo cómo el Real Madrid pelea por los tres puntos de esta jornada liguera bajo un chaparrón de copos blancos. Gracias al sistema de calefacción bajo el césped (¡válgame Dios!) la nieve no cuaja en el campo. El partido transcurre monótono y aburrido, como si diesen por hecho que el Barcelona volverá a ganarlo todo. ¡Tanto conservadurismo deportivo me cabrea! ¿No hay nadie dispuesto a emprender una gran revolución futbolística?
Quizás, un día como hoy, sería mejor centrarse en el clima. ¿Es normal que nieve tanto? Últimamente enciendo la televisión y sólo veo a su majestad Blanca de Inglaterra, Lluvia Australia e Inundación Lima. Tres señoritas que hacen estragos allá donde se encuentran, y todo porque papá clima les deja salir de fiesta más de la cuenta. Claramente las muchachas necesitan un referente materno; pero, claro está, la presencia femenina en las cumbres del poder climático es algo que ni se menciona. Mamá meteorología implantaría unas normas que beneficiasen a todos, y el libre albedrío en materia financiera no habría tenido estas consecuencias frías y húmedas. A veces se debería abogar por el conservadurismo, aunque sólo sea para preservar el mundo en que vivmos.

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