domingo, 14 de junio de 2009

Frío y calor


Hoy mi casa es una sauna. Sólo tiene uno de sus cuatro lados cubierto de madera, pero el ambiente es igual que el de los habitáculos de madera sueca. Incluso tiene un foco de calor permanente con vapor de agua. Lo desprende una cacerola que ha estado todo el día a pleno rendimiento. A una le da por cocinar todo el día cuando más calor hace. Parece que si no sudo en la cocina entre polvo de harina no parece que cocine. Así que ahora, de madrugada, sigue estando la casa tan caliente que tengo ganas de gritar. ¡Qué pena que no quepa con Jonh en su pecera de agua fresquita!
Al menos en la nevera tengo una tarta, natillas de chocolate, el proyecto de una ensaladilla rusa "diferente" que copié de una tapa que comí hace poco, y medio bote de dulce de leche que ya no sé como usar. Lo hice para hacer unos alfajores. No estoy segura de que hayan quedado bien. En teoría sí, pero me temo que debería haber dejado reposar más la masa y cocerla a fuego mas moderado. El caso es que me sobró mucho dulce de leche así que hice una tarta para terminarlo, pero parece que se multiplica. ¡Nunca se acaba!
Tengo tantas cosas en la nevera que me aflijo sólo de pensar en masticar. Es que una de mis muelas del juicio se está manifestando sin parar estos últimos días. Aún así sigo de cocinitas. Voy a tener que buscarme otro entretenimiento porque ya he hecho una lista de lo que voy a cocinar mañana y cómo siga así voy a necesitar que Mediterránea de Refrigeración Industrial (MRI) me haga una cámara frigorífica a medida. ¿Has visto cómo te hago publi papá?, tenemos que hablar de negocios. Huelga decir que la cámara me serviría para estar fresquita, y la pediría con efecto niebla cómo si estuviera en Londres.
Por lo pronto me conformaré con un ventilador con pie de zapato que no enfría pero deja toda la casa con olor a chocolate. ¡Removiendo el aire!

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