jueves, 16 de julio de 2009

Lo que me quita el sueño

Hace poco me quedé dormida después de escuchar algo por la radio. Desde la Organización Mundial de la Salud hicieron una advertencia: la pandemia de gripe nueva (o como quiera que se llame ahora) es un hecho y no habrá vacunas para todos; lamentablemente los países pobres serán los más perjudicados por esta carestía. Yo me quedé dormida después de escucharlo, pero ellos se quedaron tan anchos. A mi favor diré que tuve un sueño terrible que me hizo despertar con un nudo triple en la boca del estómago y los ojos llenos de lágrimas. Nada tenía que ver con la gripe...
La crisis salta del dinero a la salud y el amor hace tiempo que está fuera de combate. ¿Qué vamos a pedirle a la fortuna ahora? ¡Salud, dinero y amor! Seguro que El Corteinglés ya tiene los derechos. Hallmark ya vendía las postales. El slogan es: ¡esto se arregla con una fiesta y todos tan contentos! Quien pueda costearse la fortuna tampoco vivirá en el tercer mundo.
El sarcasmo siempre ayuda, suaviza las cosas y aleja los malos augurios. Eso es lo malo: puedo, podemos seguir durmiendo si contamos un chiste. Siempre creemos que no nos tocará a nosotros y puede que sea lo que nos hace seguir adelante. ¡Jo!, pero, ¿y si nos toca? Alejamos la chinita, pero nuestra casilla sigue formando parte de la ruleta.
Los problemas globales me preocupan pero lo que de verdad me quita el sueño es de índole más personal, claro está. Con las hormonas revolucionadas por el calor, la despreocupación de vivir el veranito, y la falta de energía por el exceso de agitar el abanico, sigo siendo yo. Sin miedo y sin Juan, eso empieza a preocuparme.

1 comentario:

  1. Pues buen vaso de agua en el momento justo con unos hielitos en su punto, seguro que te ayudan en un despertar del tipo que cuentas..

    Si el pesimismo nos resta fuerzas inútilmente ¿para qué usarlo? Mal amigo... Bueno, no es fácil si estamos sin trabajo, sin asentarnos y todo eso, pero las pequeñas cosas que antes pasábamos por alto (dar un paseo con un amigo, releer un libro de infancia, o describir tus sentimientos para poder compartirlo con gente a la que no ves hace tiempo) empiezan a tomar relieve y da pequeñas alegrías. Pequeñitos "lujos" gratuitos en la crisis. Pero esos momentos son "lo real". ¡Las personas empiezan a dejar de ser champiñones! El pesimismo enrancia todo tanto que no vale la pena. Puaj, fuera.

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