miércoles, 22 de julio de 2009

Los mundos de Yupi


No recuerdo haber visto Los mundos de Yupi, pero sí he oído ese título mil veces. Normalmente se escucha cuando alguien quiere referirse a una persona que está en un mundo de fantasía y despreocupación. De mi infancia, sin embargo, recuerdo casi en exclusiva al pájaro loco. No sé por qué pero el bicho parecía llamarme la atención. Incluso hoy escucho el sonido del pajarillo y se me alegra el ombliguillo.
Me acordé de Los mundos de Yupi porque últimamente me paso la vida allí. Todo lo que quiero ser y hacer es un gran castillo que he construido en el aire, y tengo el presentimiento tan grande de que se va a caer que se me queda cara de lela. Así que voy por la calle con cara de panoli pisando una y otra vez la misma acera.
He decorado el castillo hasta el más mínimo detalle. Tiene sus pertinentes torres aunque tampoco me decido en cúal quiero aposentarme. De todos modos, pienso, si se cae no sé si quiero estar dentro. Por otra parte, con la crisis del ladrillo, no sé si hago bien en despilfarrar. Una cosa es pintar las paredes, otra diferente es comprar hasta el papel higiénico de sus 14 baños completos. Cuando se caiga semejante palacio sólo podrán comprar un solar, tan triste y alelado como yo. Si lo analizo no sé por qué me empeño en adornarlo tanto, pero no puedo evitarlo. ¡Si Yupi levantara la cabeza! Me pregunto si tendrá valor real en el mercado inmobiliario: es un solar grande (con 14 baños ya tiene que serlo). También me preocupan los escombros y tener que deshacerme de ellos yo sola, a pelo, sin casco ni mono, ni nada de nada. Aún así y dada mi naturaleza, volveré mañana a subir en la primera lanzadera a esos mundos. Pero por si viene la debacle, el que avisa no es traidor.

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