sábado, 16 de mayo de 2009

Mágicamente encajonada


El viernes estuve en la Caja Mágica viendo tenis. Ahora lo veo por la tele y me digo: Ji, ji... yo estuve allí. Además, estaba como una reina... me podía sentar donde quisiera siempre y cuando no hubiese nadie. Es lo que tiene gustarle al tio de los perritos (je, je... muchas gracias). Me lo pasé muy bien perdiéndome en esa caja de tropecientos lados, todos iguales. No sé si era por la emoción pero me costo perderme dos veces para hacerme con la dichosa caja. Eso sí, siempre encontraba los perritos y la forma de colarme en el estadio Manolo Santana para ver a Federer y a Roddick y más tarde a Nadal y Verdasco. ¡Vaya privilegio! Mi madre me llamaba preguntándome no sin cierta envidia; pero el próximo año vamos a tener abono para toda la semana. Como ya me conozco la caja me tendrá que llevar con ella, ¿no?
Estar en aquella caja que poco tenía de mágica me hizo pensar mucho. Pensaba en el tenis, claro, en todas las estrategias y pautas de juego que te hacen ser un campeón. En como hay que esperar, en toda circunstancia, a que la pelota esté en el sitio ideal para soltar el brazo y darle con todas tus fuerzas. Mientras, la vida es puro peloteo, el de pasar la bola al otro lado de la cancha, y que te la devuelvan más o menos fácil. Eso es básico para después saber afrontar los match points sin que te dé un calambre y te deje en el sitio. Así que la lección es: come muchos plátanos para tener buenas bolas, que cada quien lo interprete como quiera.

1 comentario:

  1. de nada guapa, cuando quieras... Estoy pa servirle. El tio de los perritos

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