lunes, 4 de mayo de 2009

Mi primer día


Este es mi primer día sin trabajo. Paso a engrosar las listas del paro como un suricata al sol. Las mismas listas que andan tan voluminosas últimamente. Me quedé sin miedo y sin Juan. El primero se esfumó de golpe cuando me dieron el cheque con el finiquito; el segundo es el propio concepto causante de mi nuevo adjetivo: desempleada. Juan era como cariñosamente llamaba a mi empleo. Uno de esos de 7 a 15, en una oficina sin tabiques donde todos nos veíamos las caras. Juan se marchó de un día para otro y me quede así: parada.
Imagino que no es nada nuevo en los tiempos que corren. Habrá tantas y tantos por ahí que perdieron a sus juanes un buen día... Tampoco es que eche de menos a Juan, seamos sinceros: ¿quién echaría de menos madrugar, aguantar las presiones de los jefes, las exigencias de los clientes, las horas extra que nadie te paga? En si mismo Juan es bastante prescindible; ahora bien: necesito comer.
Comer es una necesidad tan básica que debería estar subvencionada. Como no es así nos vemos obligados a buscar un modo de conseguir alimento. ¡Lástima que ya no esté de moda salir de la cueva con una lanza e ir a cazar! Ahora nos morimos por las ofertas del super que nos obligan a tener una cocina dónde jugar a ser un gran chef. La cocina está en una casa y ésta trae consigo a su prima la hipoteca. ¡Hay que ver cómo nos complicamos la vida!
A la vista de tanto barullo sin sentido voy a regalarme un mes sabático, las prisas no son buenas; así que voy a tomarme con calma lo de encontrar a otro Juan. Puede que sea una chorrada, pero antes de liarme con un Juan diferente necesito encontrarme a mí misma, no vaya a ser que aparezca de pronto un donjuan y se quiera aprovechar de nuevo de esta pobre incauta. Así que ahora que me he bajado de la monotonía de mi primer Juan voy a dedicarme a mí, a desentrañar el misterio del qué quiero ser de mayor. Creo que el próximo mes, cuando cumpla un cuarto de siglo, ya estaré preparada para otro Juanito, con suerte lo he venido gestando y yo sin darme cuenta.
Mientras salgo de cuentas voy a dedicarme a curiosear por ahi y ver qué se siente sin tener una obligación y una responsabilidad laboral. Mi primera medida consiste en documentarlo todo, por eso acabo de crear este blog. No sé si sabré vivir sin responsabilidades y deberes así que me he creado esta. Esto en sí mismo da mucho que pensar, pero por lo pronto, para inaugurarlo sólo diré: ¡que corra el champán!

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